La expansión de internet en la década de los 90 arrolló
de tal manera que fue difícil predecir en qué modificaría a los medios de
comunicación. Y todavía hoy lo es. Hay cientos de intelectuales que dedicaron
parte de su tiempo para analizar este nuevo fenómeno pero ninguno pudo a
ciencia cierta desarrollar una teoría fundada con respecto al futuro.
Hoy, millones de computadoras y dispositivos móviles
se conectan e interactúan entre sí, generando una especie de mundo paralelo o “virtual”.
En él, predomina el exceso de información acerca del mundo real, el “físico”. Jesús
Canga Larequi en su texto “Periodismo e internet: nuevo medio, vieja profesión”,
intenta bajar los decibeles para tranquilizar a quienes miran con un ojo
apocalíptico la irrupción de esta nueva tecnología. La define como un medio que
reúne las características de la prensa, la radio y la TV: todo en uno. Aunque
suma rasgos como interactividad, multimedia, hipertexto y vínculos, que lo
diferencian de aquellos tres tradicionales. Además, se añaden otros dos
atributos que son fundamentales para entender qué tan profundo es el cambio que
ha ocurrido en estos últimos años: la inmediatez, que –en palabras de Quim Gil-
altera las rutinas a las que están acostumbrados los diarios impresos; y la
disponibilidad de espacio casi infinito para publicar notas, que permite que
cuando se pretenda agregar nueva información ya no se deba excluir otras
noticias como sucedía antiguamente.
Antes de la llegada de internet eran la prensa
escrita, la radio y la televisión quienes controlaban la información. Actuaban
como una “aduana periodística”, en la que decidían qué podía saber la gente y
qué no, y así construían realidades con absoluta autonomía. Actualmente las noticias
circulan con plena libertad por la red. No se controla su redacción, no se
chequean las fuentes y a pocos les interesa su veracidad o las consecuencias
que producen. Cuando un hecho o suceso se dispara, puede tener millones de
receptores sin que nadie verifique su legitimidad.
Furio Colombo, en Cómo nace una noticia, define a
esta como un producto. Con la llegada de internet han cambiado las reglas y la
cantidad de competidores del mercado donde se vende. Ya no solo los medios de
comunicación marcan la agenda. Hoy, un simple video de unos pocos segundos
subido a cualquier red social por una persona x puede determinar el tema del
día o de la semana.
En el mismo texto, Colombo explica que “el público
tiene hambre de noticias”, y muchas veces, para satisfacer esa demanda, se
procede a inventarlas. En este nuevo mercado, se suma otro motivo más para la
invención de información o “imitaciones de la realidad”: hay mayor competencia.
Por lo tanto, los portales web en internet, en los que el éxito se define por
cuántas entradas tienen, harán lo que sea para que el lector entre a su sitio y
no a otro. Esto genera que, en muchas ocasiones, recurran al amarillismo. Los
editores son conscientes de que un título que contiene sexo o muerte genera más
visitas que cualquier otro.
Ante este nuevo panorama de abundancia de
información y facilidad al momento de producir un portal de noticias, se genera
una disminución en la calidad de ellas en cuanto a credibilidad, redacción,
análisis del hecho ocurrido y, en algunos casos, falta de ética. El periodista
deberá valerse de sus armas y conocimientos para volver a posicionarse como el
comunicador que siempre fue. Una noticia que escriba alguien que haya estudiado
periodismo y dedique exclusivamente su vida a esta profesión no será la misma
que quien lo hace solo porque pasó por la escena del hecho.
La libertad de expresión en internet es una cualidad
esencial. Por eso es muy probable que la “competencia” siga existiendo por
mucho tiempo. Lo que los periodistas y quienes trabajan en los medios de
comunicación deben plantearse es qué es lo que pueden ofrecer ellos a la
audiencia que no lo hagan quienes nunca hayan estudiado o se hayan perfeccionado
en el tema. Y gracias a ese “plus”, a ese extra, es que ante todo el exceso de
información, en el momento en que una persona se encuentre en Facebook con toda
esa lluvia de noticias, decidirá “clickear” en aquella que brinda un sitio que
ha sabido ganarse su confianza poco a poco.
Canga Larequi explica que las empresas periodísticas
decidieron llevar sus propios productos a la red. Si bien lo hicieron desde
diferentes perspectivas o funciones, todas coincidieron en aprovechar su
trayectoria en el mercado de la prensa para instalarse en la web. El autor trae
a colación palabras de María Ángeles Cabrera González, quien señala que
ateniéndose a las necesidades del lector, la adaptación a este nuevo soporte se
produjo en diferentes etapas: la de reproducción facsimilar del periódico
papel, la del adaptado y la del propiamente digital. Pero todas ellas quedan
obsoletas y tienden a ser superadas por el modelo “multimedia”. Es por esto que
las grandes corporaciones no pueden confiarse en que serán leídos solo por su
recorrido y reconocimiento previo a internet. Hay un cambio profundo, hay que
admitirlo, y hay que redefinirse. El momento es ahora, cuando todo está
inestable y sin un rumbo.
Tampoco es cuestión de que solo puedan informar los
grandes medios. Donde se debería apuntar, es a lograr que solo aquellos que
intentan producir noticias que conserven todas las cualidades ya conocidas triunfen
en esta nueva forma de comunicar que ha arrasado en el Siglo XXI. Que el soporte
utilizado haya cambiado no es condición suficiente para que una pieza comunicacional
periodística no sea clara, veraz y concisa. Además, ahora también tendrá la
cualidad de instantaneidad. Esto debería generar más y mejor información. En
teoría, si los que son idóneos del tema logran sobreponerse, ya no funcionarán
noticias que matan a famosos en las redes sociales o no habrá seis días enteros
de oscuridad como sucedería en diciembre del 2014.
Hoy existen portales de noticias que han sabido
triunfar en este nuevo mercado sin tener un nombre que lo respalde. Comenzaron
desde cero y con el paso de los días, gracias a la calidad, variedad e
instantaneidad de cada una de sus notas han conseguido un amplio público. Además,
estos sitios conocen y logran explotar al máximo todos los recursos que internet
permite. La utilización de las redes sociales para promocionar y dar a conocer
su sitio es una estrategia útil y barata con la que la antigua prensa no
contaba. Una noticia puede llegar a millones de personas sin gastar un solo
centavo.
Canga Larequi cita a Thomas Curley, el editor del
USA Today, que afirma que si los cambios tecnológicos continúan a esta gran
velocidad pronto no habrá diarios, sino tan solo información. Ante esta
necesidad de la readaptación de la noticia en los medios será menester que quienes
son realmente capaces de informar al público tomen las riendas y den dirección
a un caballo que corre rápido pero sin un rumbo. Será imprescindible que se
encarguen de comunicar solo aquellos que saben lo que hacen, y que ya no se
confunda periodismo con publicar notas en una red social. (1.182)
Nicolás Machado:
ResponderEliminarLa lectura es clara, amena, fácil y no requiere mayores conocimientos sobre el tema. Quizá pueda llegar a abarcar un público más grande.
Comienza con una introducción en la que se define un nuevo medio. Avala sus argumentos utilizando citas muy pertinentes, y la claridad es la mayor virtud de la pieza.
introduce tramos muy interesantes, analogías que permiten a uno abrir su imaginación y relacionarla con la idea que expresa claramente. un ejemplo de eso es la analogía del caballo que corre rápido y sin rumbo.
Además describe la irrupción de internet como nuevo medio donde los periodistas sostienen una batalla (que puede ser la razón del título de la pieza comunicacional) contra personas que no tienen un certificado que avale su capacidad de hacer periodismo. En un tramo dice que el periodista debe buscar la manera de resaltar la calidad de su producto noticioso sobre otros para dar una mejor experiencia de periodismo al público. Es una idea interesante que justifica el rol del comunicador social para diferenciarse de personas que informan incorrectamente.
Si bien el comentario antes expuesto sobre el título fue positivo, quizá la modificación del mismo sea adecuada para dar una idea más clara sobre lo que el lector va a leer. Es lo que me hace ruido, sin embargo es cuestión de subjetividad, y el autor de dicho texto lo eligió como pertinente por alguna razón.