Poder
elegir qué y dónde
Juan
Legaria
Es indudable que las redes sociales ocupan gran
parte de nuestro tiempo. El celular inteligente se ha vuelto compañero de
estudio, de trabajo, de vida. Gracias a las opciones que nos facilita estamos continuamente
conectados, como dice Manuel Castells, a una trama global de redes informativas
y en ella no solo se encuentran los chat con amigos, Facebook o videos
graciosos.
La consolidación de internet trajo consigo
variadas maneras de informarse que se complementaron a los diarios, la radio,
la tele o el comentario del vecino. Blogs, foros, Wikipedia y millones de
páginas más son a menudo visitados para la búsqueda de datos y hechos. Pero no
todos los sitios tienen el mismo nivel de rigor o argumentación y en muchos
casos la información es errónea, mal intencionada o una simple broma verosímil.
Diferentes
maneras
Desde ya hace un tiempo los medios tradicionales
han comenzado a compartir (poco pero cada vez más) su posición de constructores
de noticias, datos y conocimiento por la preeminencia de internet. Las
redacciones y estudios han cambiado y los sitios web oficiales han ganado una
fuerte relevancia.
Jesús
Canga Larequi certifica: “con la irrupción de internet los medios han afirmado
la instantaneidad (el tiempo real) como ritmo normal de la información y la
disponibilidad de todo el espacio necesario”. La urgencia ha contagiado la
recolección, producción y publicación de las piezas comunicacionales que llegan
al lector, modificando su predecesor hacer. Además de la velocidad, internet ha
elevado la cantidad de lectores y productores de información.
El conjunto de internautas sigue en aumento,
parte de la población vive entre Tablets, computadores y celulares. Muchas
escuelas intentan hace años complementarse con las tecnologías en una nueva
expresión de pedagogía, mientras que la tele está cada vez más tiempo prendida,
la play le gana al patio y el truco online a las cartas. Ya hace tiempo el
teclado le robó el trono de la escritura a la birome.
¿Bueno o malo? El tiempo lo dirá. Mientras,
las transformaciones en la tecnología van modificando nuestras formas de vidas,
de entenderla y de practicarla. Los modos de socialización ya no son los mismos
que hace cinco años atrás y la evolución continúa vertiginosa haciendo que nos
repensemos a cada pantalla que miremos, dicho en la radio escuchemos o a cada
página de diario que leamos.
¿En quién
creer?
Cuando titulares aparecen en nuestras redes
sociales ¿de qué paginas provienen? Los grandes medios imponen lo que es
noticia y lo que no, llamado en 1972 por Maxwell McCombs como agenda-setting.
Salvando los sucesos locales que por proximidad logran su relevancia en el
medio más cercano, en internet se da un juego claro: los hechos que los medios
hegemónicos publican son esparcidos por la mayoría de los diferentes
publicadores de noticias utilizando la base o muchas veces la pieza completa
copiada del sitio oficial.
De esa
forma el sentido que esas producciones relatan, influenciadas por intereses
propios, económicos y políticos, son repartidas en el flujo informativo en “un
mundo constantemente interconectado en todas las dimensiones de la experiencia
humana, trascendiendo tiempo y espacio mientras siguen generándose contenidos,
creando enlaces y conectándose” como explica Castells.
Cada producción, será un recorte de la
realidad, la interpretación no ingenua de un hecho, ya sea leída en papel o en
una pantalla, escuchada en radio o vista en tv. Y concibiendo que la mayoría de
las veces nos informamos a partir de la prensa u otros medios masivos, como
dice McCombs, las prioridades de estos se convierten en la de la mayoría del público
y en gran medida sigue vigente hoy.
Existe una realidad que dispone la
accesibilidad de más lectores que internet habilita: los medios hegemónicos son
aquellos que reciben la mayor cantidad de visitas en sus sitios, la producción
que en papel se publica es reformada estéticamente, redactada diferente
(recortada si es necesario) y puesta en las páginas webs. La reproducción del
sentido que el medio da a sus noticias, notas, etc. no cambia por la
modificación del soporte sino que amplifica su radio de influencia.
Los sitios que de manera independiente buscan
dar su visión diferente de los principales flujos de información encuentran un
lugar para expandir su número de lectores, generar más repercusión e implantar
un discurso propio, ajeno al hegemónico. Si bien se ha perdido un poco la
confianza en la información intencionada de los grandes medios y aumentó la
indagación en internet de sitios alternativos a estos, el efecto no logra aún modificaciones
a gran escala, pero va rápidamente en aumento.
En
cualquier caso, la búsqueda debe ser muy cuidadosa y selectiva por no existir
el respaldo o acceso necesario a las fuentes. Un lector activo, atento y crítico
es el que debe formarse para estas nuevas formas de acceder a la información
que traen una solución ante la monopolización de la información y una discusión
más a la definición del qué se comunica y qué no.
¿Sin
límites para quién?
Mientras los grandes empresarios de internet
aclaman un mundo que en cada uno de sus rincones llegue la red, millones de
páginas buscan su lugar en el discurso interconectado para quebrantar la
supremacía ganada a publicidad de los grandes medios. Miles de hechos ocurren
en el planeta y muy pocos se enteran ya que como dijo Furio Colombo: “no todas
las noticias que tendrían que nacer nacen, no todas las noticias que nacen
están en relación directa con la necesidad y el deber de informar”.
Evidenciar que es mucho más lo que se oculta
es una tarea que día a día se lucha en la trama global de redes. El espacio y
la conectividad ilimitada nos dieron un arma a todos. En nosotros queda
utilizarlas con el cuidado, siendo conscientes de las consecuencias de las
palabras. Sean donde sean publicadas, cada vez que sean leídas lograran su
misión, impondrán un sentido por más mínimo que sea su efecto.
La pluralidad de voces que internet facilita
nos da la posibilidad de elegir qué consumir y dónde informarnos. Intentando
entender cómo y por qué fue hecha la pieza, daremos lugar a, como dice Canga
Larequi: “públicos que se están convirtiendo en elementos activos al poder elegir
sus propios contenidos, un nuevo hábito de los usuarios que ha de llevar dispuesta
una redistribución del consumo de medios”.
Mirar y
no leer
Además del chiste, el video del perrito y
las fotos de la noche anterior, el inicio de Facebook, twitter, Instagram,
entre muchos otros, está repleto de titulares de los medios que seguimos o que
por publicidad aparecen e inician una vorágine de breve información. Pero no
hay tiempo para entrar a leer o indagar en otro lado, ahí abajo sigue otra cosa
(no importa qué), el inicio debe continuar mostrando más. De la imagen del
refugiado pasamos a reírnos del video siguiente, el me gusta a la obra de
caridad o la publicación de venta de tortas: sin límites la interconectividad
agrupa lo trágico, lo divertido, lo cruel y lo bello en un solo correr de dedo
y el usuario sigue sin menor preocupación. La voracidad impulsada por la
acelerada práctica cotidiana nos lleva a enterarnos más pero conocer menos. El
lector atento y activo se vuelve más necesario que nunca.
Cantidad
de palabras: 1200
de Stefanía de la Fuente: Considero que "elegir qué y donde" está escrito desde el uso cotidiano de la relación internet-medios tradicionales, ya que relata situaciones con las que cualquier usuario de internet puede identificarse. Por otro lado, encuentro algunos párrafos bastante confusos y con omisión de palabras lo cual hace que la frase pierda sentido.
ResponderEliminarMe parece interesante, finalmente, que el foco esté puesto en la búsqueda de un lector crítico con aquello que se le presenta como verdad.
Agostina Giarrosso: Es interesante que aborde como principal tema el uso de las tecnologías e Internet, ubicando desde allí a los medios de comunicación tradicionales. Toma como principal eje el rol del lector en web, dando coherencia y pertinencia al título. La lectura junto con la teoría es fluida, ayudando con los subtitulos.
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