Nicolás Machado
El oficio de informar
¿Cómo crear una noticia en la actualidad? Es
simple, se debe buscar un acontecimiento importante, novedoso y exclusivo. Una
vez completado el primer paso, hay que intentar representar el hecho en un
medio de comunicación. Se puede usar la televisión, la radio, el periódico o Internet. Por último, publicarlo para que las demás personas lo vean. Así
finaliza la creación del producto. Solamente hay que esperar las repercusiones
que pueda generar.
Aparentemente cualquier persona puede hacer una
noticia con facilidad. Desde un adolescente en Facebook con tecnología 4g en el
celular y la función de transmisión en vivo, hasta un licenciado en
comunicación social con seis años de estudio y especializaciones en su
curriculum. Pero eso no es cierto, si fuese así de sencillo serían innecesarias
todas las universidades que se dedican a preparar expertos para el ámbito
periodístico. Por ende no cualquiera puede informar a personas
profesionalmente. Por alguna razón demanda años de estudio y esfuerzo obtener
un título que te habilite a hacerlo.
Para la correcta producción de noticias, se
necesita tener presente ciertas reglas. Primero se requiere constatar la
información para asegurarse de que lo que se comunica tiene resguardo y
fundamento. Furio Colombo, en Últimas noticias sobre el periodismo, comenta
sobre el oficio del comunicador y le atribuye dos deberes: “El deber cada vez
más estricto y riguroso de dos verificaciones: la del hecho, cuando es posible.
O bien aquella, hasta ahora demasiado descuidada, de la fuente. ¿Quién habla?,
¿por qué?, ¿por qué ahora?”. Las responsabilidades a las que se refiere el
autor hay que considerarlas como obligatorias. Lo que impediría que muchas
noticias falsas se injerten en los medios de comunicación y se produzcan grandes
procesos de desinformación ciudadana.
En segundo lugar, el periodista debe plasmar
correctamente la información y los datos en algún soporte. Para eso requiere
una atenta comprensión y una visión entrenada para determinar la exactitud de
los hechos que quiere describir. Es necesario un adecuado uso del lenguaje para
que el receptor pueda entender el mensaje correctamente, y tener el respaldo
del trayecto incuestionable de una empresa informativa para que facilite la
credibilidad de la noticia que se publica.
Además de todas las obligaciones que tiene el
periodista para elaborar una pieza comunicacional, también se enfrenta a varios
problemas. La objetividad es uno de ellos, y puede ser tan tramposa que hasta
traicionaría al mismo Dios. Cuando alguien intenta describir un acontecimiento
para publicar impreso en un medio masivo, muestra solo una parte de ese suceso.
Como Maxwell E. McCombs y Donald L. Shaw dicen en El poder de los medios en la
política: “Las noticias impresas son una versión editada de la realidad”. Es
decir, que no es una copia exacta de la realidad lo que se muestra en una
publicación. Más bien, es sólo una parte o un punto de vista de lo que
realmente sucedió. Por ende, el periodista debe recolectar todas las teorías
posibles de lo acontecido, buscar la mayor cantidad de datos y testimonios,
para luego generar una hipótesis general con toda la información recaudada. Por
desgracia, a pesar de que el trabajo sea extremadamente minucioso y detallista,
la objetividad no va a existir nunca y el relato va a seguir siendo sólo la
imagen del enfoque de una cámara fotográfica inmóvil.
A las obligaciones y al problema de objetividad
se le adhiere otro más: la velocidad con la que una noticia se convierte en
obsoleta. Para la elaboración de una pieza comunicacional hay que trabajar
arduamente verificando y reuniendo datos. Pero también hay que construirla lo
más veloz posible. El tiempo es otro factor importante que influye directamente
a la producción. Por ejemplo: la llegada de internet creó una presión extrema
para la prensa en papel. En la actualidad, cuando se imprime un diario con
información novedosa, en realidad ya no tiene nada nuevo. Todo fue publicado
con anterioridad en alguna página web. Lo mismo pasa con la televisión y la
radio. Ningún medio de comunicación tradicional se salva de la velocidad que
caracteriza a internet.
La influencia de los avances tecnológicos en los
medios de comunicación, no es reciente. El periódico vaticinó su defunción con
la radio, la radio lo hizo con la televisión y ahora la nueva amenaza es
internet junto con sus soldados: celulares, tablets o computadoras. No
obstante, todos sobrevivieron al apocalipsis de una nueva tecnología
intimidatoria, ¿cómo lo hicieron?, simplemente buscando una forma de alianza.
Dicho en las palabras de Jesús Canga Larequi, catedrático de periodismo: “La
aparición del nuevo medio no supone forzosamente la desaparición de los ya
existentes, sino la necesidad de complementarse”. Por tal motivo se puede
afirmar que todos los medios de comunicación tradicionales en la actualidad se
adaptaron y necesitan de internet para producir su contenido. Por ejemplo: la
prensa en papel se alió digitalizando sus productos. Clarín, La Nación y Página
12 tienen sus portales web donde publican su contenido online las 24 horas y
sin límites de espacios físicos. El soporte nuevo es beneficioso tanto para los
vendedores de información como para los consumidores.
Desde el punto de vista del público, existe una
problemática que no depende del periodista solucionarla. La credibilidad que se
le concede a las noticias es sumamente relevante. ¿A quién se le otorga el
poder de la verdad? ¿Quién tiene razón? Esto se intensificó con la aparición de
internet: cualquier persona puede publicar información a través de las redes
sociales y creerse un medio de comunicación serio.
El lector digital debería aprender qué para
leer noticias, primero debe saber qué medio de comunicación la divulgó. Con
Facebook, Twitter e Instragram uno puede caer fácilmente en la trampa de algún
desinformador. Sobre todo porque son redes sociales que se utilizan
constantemente. En ellas se ven publicaciones de personas conocidas que
muestran aspectos de sus vidas privadas. Información que se puede comprobar de
manera efectiva y fácil, ya que procede de gente cercana, de familiares, amigos
o vecinos. Por lo tanto se le concede un valor de credibilidad muy alto y
peligroso. Además no existen barreras, normas, ni leyes que regulen la
veracidad de las publicaciones. La única solución es la concientización del
lector. Debe saber discernir lo falso de lo real o permanecer en un estado de
desconfianza hasta que compruebe la autenticidad de lo que ve.
Todas las dificultades y obligaciones
demuestran que es complicado elaborar
acertadamente una noticia. No es una tarea para cualquier persona. Su proceso
de producción es arduo, peligroso y delicado. Además, hay que tener presente
que un periodista es un ser viviente que se gana la vida a través de sus
productos noticiosos. No obstante, hay que ser cauteloso en la lectura de
información y no quedarse con una sola versión de la realidad.
La velocidad con la que se trabaja en
periodismo a veces no permite la posibilidad de comprobar la información
meticulosamente. Así se generan desastres que a veces no se desmienten y pasan
desapercibidos por la vista de millones de personas. Es lo que se debe evitar,
aunque resulte tentadora la publicación de una primicia, es mejor una boca
cerrada que una mentira por ignorancia. Si realmente se quiere realizar
profesionalmente el trabajo, hay que comprobar la información antes de
publicarla.
Comentario de Nicolás Jacob: La pieza es clara y se entiende bien hacia dónde apunta. El eje de la nota, que es muy similar al de mi texto, está planteado desde el comienzo y todos sus argumentos y párrafos que se utilizan posteriormente están destinados a argumentarlo.
ResponderEliminarMás allá de eso, hay una idea en una oración que se podría, aunque sea, debatir. Haciendo referencia a la credibilidad, dice: "Desde el punto de vista del público, existe una problemática que no depende del periodista solucionarla". ¿No es este uno de los puntos donde el periodista debería trabajar? Quizás haciendo que el público decida leer sus noticias -o las de su medio- y no hacer caso a publicaciones que no están sustentadas por ningún periodista o medio.
A su vez, es interesante cómo toma una postura "positiva" en cuanto a la irrupción de internet y el futuro de los medios y contrarresta la visión apocalíptica.