viernes, 2 de septiembre de 2016

El oficio de informar - Nicolás Machado

Nicolás Machado

El oficio de informar

¿Cómo crear una noticia en la actualidad? Es simple, se debe buscar un acontecimiento importante, novedoso y exclusivo. Una vez completado el primer paso, hay que intentar representar el hecho en un medio de comunicación. Se puede usar la televisión, la radio, el periódico o Internet. Por último, publicarlo para que las demás personas lo vean. Así finaliza la creación del producto. Solamente hay que esperar las repercusiones que pueda generar.
Aparentemente cualquier persona puede hacer una noticia con facilidad. Desde un adolescente en Facebook con tecnología 4g en el celular y la función de transmisión en vivo, hasta un licenciado en comunicación social con seis años de estudio y especializaciones en su curriculum. Pero eso no es cierto, si fuese así de sencillo serían innecesarias todas las universidades que se dedican a preparar expertos para el ámbito periodístico. Por ende no cualquiera puede informar a personas profesionalmente. Por alguna razón demanda años de estudio y esfuerzo obtener un título que te habilite a hacerlo.
Para la correcta producción de noticias, se necesita tener presente ciertas reglas. Primero se requiere constatar la información para asegurarse de que lo que se comunica tiene resguardo y fundamento. Furio Colombo, en Últimas noticias sobre el periodismo, comenta sobre el oficio del comunicador y le atribuye dos deberes: “El deber cada vez más estricto y riguroso de dos verificaciones: la del hecho, cuando es posible. O bien aquella, hasta ahora demasiado descuidada, de la fuente. ¿Quién habla?, ¿por qué?, ¿por qué ahora?”. Las responsabilidades a las que se refiere el autor hay que considerarlas como obligatorias. Lo que impediría que muchas noticias falsas se injerten en los medios de comunicación y se produzcan grandes procesos de desinformación ciudadana.
En segundo lugar, el periodista debe plasmar correctamente la información y los datos en algún soporte. Para eso requiere una atenta comprensión y una visión entrenada para determinar la exactitud de los hechos que quiere describir. Es necesario un adecuado uso del lenguaje para que el receptor pueda entender el mensaje correctamente, y tener el respaldo del trayecto incuestionable de una empresa informativa para que facilite la credibilidad de la noticia que se publica.
Además de todas las obligaciones que tiene el periodista para elaborar una pieza comunicacional, también se enfrenta a varios problemas. La objetividad es uno de ellos, y puede ser tan tramposa que hasta traicionaría al mismo Dios. Cuando alguien intenta describir un acontecimiento para publicar impreso en un medio masivo, muestra solo una parte de ese suceso. Como Maxwell E. McCombs y Donald L. Shaw dicen en El poder de los medios en la política: “Las noticias impresas son una versión editada de la realidad”. Es decir, que no es una copia exacta de la realidad lo que se muestra en una publicación. Más bien, es sólo una parte o un punto de vista de lo que realmente sucedió. Por ende, el periodista debe recolectar todas las teorías posibles de lo acontecido, buscar la mayor cantidad de datos y testimonios, para luego generar una hipótesis general con toda la información recaudada. Por desgracia, a pesar de que el trabajo sea extremadamente minucioso y detallista, la objetividad no va a existir nunca y el relato va a seguir siendo sólo la imagen del enfoque de una cámara fotográfica inmóvil.
A las obligaciones y al problema de objetividad se le adhiere otro más: la velocidad con la que una noticia se convierte en obsoleta. Para la elaboración de una pieza comunicacional hay que trabajar arduamente verificando y reuniendo datos. Pero también hay que construirla lo más veloz posible. El tiempo es otro factor importante que influye directamente a la producción. Por ejemplo: la llegada de internet creó una presión extrema para la prensa en papel. En la actualidad, cuando se imprime un diario con información novedosa, en realidad ya no tiene nada nuevo. Todo fue publicado con anterioridad en alguna página web. Lo mismo pasa con la televisión y la radio. Ningún medio de comunicación tradicional se salva de la velocidad que caracteriza a internet.
La influencia de los avances tecnológicos en los medios de comunicación, no es reciente. El periódico vaticinó su defunción con la radio, la radio lo hizo con la televisión y ahora la nueva amenaza es internet junto con sus soldados: celulares, tablets o computadoras. No obstante, todos sobrevivieron al apocalipsis de una nueva tecnología intimidatoria, ¿cómo lo hicieron?, simplemente buscando una forma de alianza. Dicho en las palabras de Jesús Canga Larequi, catedrático de periodismo: “La aparición del nuevo medio no supone forzosamente la desaparición de los ya existentes, sino la necesidad de complementarse”. Por tal motivo se puede afirmar que todos los medios de comunicación tradicionales en la actualidad se adaptaron y necesitan de internet para producir su contenido. Por ejemplo: la prensa en papel se alió digitalizando sus productos. Clarín, La Nación y Página 12 tienen sus portales web donde publican su contenido online las 24 horas y sin límites de espacios físicos. El soporte nuevo es beneficioso tanto para los vendedores de información como para los consumidores.
Desde el punto de vista del público, existe una problemática que no depende del periodista solucionarla. La credibilidad que se le concede a las noticias es sumamente relevante. ¿A quién se le otorga el poder de la verdad? ¿Quién tiene razón? Esto se intensificó con la aparición de internet: cualquier persona puede publicar información a través de las redes sociales y creerse un medio de comunicación serio.
El lector digital debería aprender qué para leer noticias, primero debe saber qué medio de comunicación la divulgó. Con Facebook, Twitter e Instragram uno puede caer fácilmente en la trampa de algún desinformador. Sobre todo porque son redes sociales que se utilizan constantemente. En ellas se ven publicaciones de personas conocidas que muestran aspectos de sus vidas privadas. Información que se puede comprobar de manera efectiva y fácil, ya que procede de gente cercana, de familiares, amigos o vecinos. Por lo tanto se le concede un valor de credibilidad muy alto y peligroso. Además no existen barreras, normas, ni leyes que regulen la veracidad de las publicaciones. La única solución es la concientización del lector. Debe saber discernir lo falso de lo real o permanecer en un estado de desconfianza hasta que compruebe la autenticidad de lo que ve.
Todas las dificultades y obligaciones demuestran que es  complicado elaborar acertadamente una noticia. No es una tarea para cualquier persona. Su proceso de producción es arduo, peligroso y delicado. Además, hay que tener presente que un periodista es un ser viviente que se gana la vida a través de sus productos noticiosos. No obstante, hay que ser cauteloso en la lectura de información y no quedarse con una sola versión de la realidad.

La velocidad con la que se trabaja en periodismo a veces no permite la posibilidad de comprobar la información meticulosamente. Así se generan desastres que a veces no se desmienten y pasan desapercibidos por la vista de millones de personas. Es lo que se debe evitar, aunque resulte tentadora la publicación de una primicia, es mejor una boca cerrada que una mentira por ignorancia. Si realmente se quiere realizar profesionalmente el trabajo, hay que comprobar la información antes de publicarla.

1 comentario:

  1. Comentario de Nicolás Jacob: La pieza es clara y se entiende bien hacia dónde apunta. El eje de la nota, que es muy similar al de mi texto, está planteado desde el comienzo y todos sus argumentos y párrafos que se utilizan posteriormente están destinados a argumentarlo.
    Más allá de eso, hay una idea en una oración que se podría, aunque sea, debatir. Haciendo referencia a la credibilidad, dice: "Desde el punto de vista del público, existe una problemática que no depende del periodista solucionarla". ¿No es este uno de los puntos donde el periodista debería trabajar? Quizás haciendo que el público decida leer sus noticias -o las de su medio- y no hacer caso a publicaciones que no están sustentadas por ningún periodista o medio.
    A su vez, es interesante cómo toma una postura "positiva" en cuanto a la irrupción de internet y el futuro de los medios y contrarresta la visión apocalíptica.

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