viernes, 2 de septiembre de 2016

Noticias Interactivas

Lisandro Ariel Wursten

   Juan está sentado frente a su notebook, revisando su Facebook, mientras la música de YouTube suena de fondo. El video no lo ve, solo permanece oculto en una de las pestañas. Mientras da unos likes en  las fotos de sus amigos ve un titular de un portal de noticias que dice: “Gana medalla de plata y será ejecutado en su país”. Hace click en el enlace y comienza a leer. Luego de tres líneas aparece un cookies en el costado derecho de su pantalla que le muestra  el último modelo de Nike All Star. Interrumpe la lectura  para mirar las zapatillas. Cuando quiere volver su vista hacia la foto del atleta, la imagen de un platinado Messi capta su atención. Es otra nota que se titula: “El astro del futbol vuelve a la selección”. En ese momento suena su celular; ha recibido un Whatsapp. Mira su Iphone y se da cuenta que son las 7.45, hora de ir a trabajar. Junta su bolso y sale corriendo. Mientras baja las escaleras, palpa su bolcillo para asegurarse de que lleva su teléfono. La odisea en la web continuara en el colectivo, después en el trabajo, luego en el almuerzo, etcétera. 

   La revolución digital ha ocasionado modificaciones culturales, según Manuel Castells, nos ha llevado a habitar una sociedad híbrida en la que interactuamos entre las redes virtuales y las redes vivas. Esta concepción se diferencia mucho de las distopías que plantearon algunas películas de ciencia ficción, en la que los seres humanos viven conectados a un mundo ficticio diseñado por las máquinas, sin ser consientes de ello. Las personas no habitan una realidad virtual, sino una virtualidad real, que potencia la posibilidad de relacionarse y sociabilizar.

   Los receptores del nuevo milenio distan mucho de ser aquellos  pacientes y dedicados lectores de principio de siglo XX. Tampoco se parecen a los supuestos pasivos espectadores de la era de la comunicación de masas.  Frente a la aparición de este nuevo lector modelo, interactivo y sobreestimulado, que salta de dispositivo en dispositivo constantemente, los medios gráficos  han tenido que rediseñarse para ganarse un lugar en el mundo de la web. 

   El pasaje del papel a lo digital no solo significó un cambio de soporte, sino que configuró la creación de un nuevo medio. Inicialmente los periódicos aparecieron en la web en su formato tradicional, luego fueron añadiendo algunos  nuevos servicios, hasta  terminar en las  publicaciones autónomas que hoy podemos encontrar. Para esto, los principales grupos mediáticos tuvieron que modificar su sistema de trabajo, capacitar a su personal y reacondicionar las viejas salas de redacción, que se transformaron en un  mini estudio de televisión-radio desde el que se transmite en directo.

   Esta adaptación, junto con las nuevas condiciones que impone la sociedad de redes, ha puesto en discusión  la forma en que se construyen las noticias, el rol de los medios hegemónicos y el trabajo de los periodistas. El nuevo multimedio aúna texto, sonidos e imágenes en movimiento. Pero, lejos de ser una conjunción de los medios tradicionales (la prensa, la radio y la televisión) posee características propias. Estas son: la disponibilidad de un espacio virtual casi infinito, la inmediatez y la posibilidad de interactuar, opinar y publicar por parte de casi cualquier persona.

   Pareciese como sin internet fuese una especie de agujero de gusano, que desafía las leyes de tiempo y espacio, en el que cualquiera puede entrar a través de un buscador, pero no sabe dónde va a terminar. En la sociedad de redes los lectores y escritores se han multiplicado. Todos los días aparecen nuevos portales de noticias, foros de discusión, blogs y páginas que bombardean nuestras pantallas. Manuel Castells sostiene que hemos pasado de la etapa de la “comunicación de masas” a la de “autocomunicación de masas”. Esto significa, pasar  de una sociedad donde  unos pocos grupos mediáticos acaparan casi toda la audiencia a otra con muchos emisores y muchos receptores, que tienen la posibilidad de elegir, interactuar y cambiar de roles cuando ellos lo deseen.

   Maxwell Mccoms y Donald Shaw, en sus teorías acerca de la influencia de la prensa, sostenían que el poder de la misma residía no en decirnos que debíamos pensar, sino en establecernos los temas por los que debíamos preocuparnos. Entonces ¿Si en la red todos tenemos acceso a  publicar y elegir que leer, se estaría gestando una sociedad más democrática, en la que los medios hegemónicos no tienen la posibilidad de establecer agenda? Si bien hay más pluralidad de voces y posibilidad de elección por parte de los internautas, la mayoría de las estadísticas nos muestran que aproximadamente un 70% de los usuarios utiliza la red social Facebook y un 60% tienen Google como buscador predeterminado en su ordenador. A esto debemos agregar que la mayoría de los smartphone se manejan con el sistema operativo Android, el cual está asociado al anterior explorador. La gratuidad de la red se solventa con publicidades y venta de espacios. Todos podemos ingresar al espectáculo virtual, pero los mejores lugares están reservados al mejor postor.

   Como ya mencionamos antes, los medios gráficos han tenido que adaptarse a las condiciones de la red. Ahora el lector, va de un dispositivo a otro, puede cambiar de tamaño el texto, complementar la información y compartir lo que lee en cualquiera de las redes sociales. Por esto, se ha modificado la tipografía, los textos se presentan en una sola y larga columnas, los títulos son más largos y los copetes más cortos, etcétera. Pero hay dos elementos que cambian la esencia del periodismo impreso. Primero el espacio infinito. En el diario clásico hay que hacer un trabajo editorial para seleccionar aquellos artículos que se consideran más relevantes; en cambio, en el nuevo medio entra casi todo lo que queramos meter. En segundo lugar, la inmediatez. Internet establece la instantaneidad como ritmo real de la información. El periódico tradicional, que tenía como principal característica ser un producto perecedero, ahora tiene la posibilidad de actualizarse constantemente.

   Estos dos elementos, destacados anteriormente, sumados  a la posibilidad de interacción por parte de los lectores y al mayor acceso a la publicación de contenido, favorecen a la pluralidad de voces y en cierta forma a la democratización de la información. Pero también representan nuevos peligros. En un medio escasamente legislado, donde proliferan artículos de todo tipo y muy poco se debe dar cuenta de lo que se dice, no resulta extraño que abunden las publicaciones inventadas y malintencionadas. El periodista Italiano Furio Colombo afirma que unas pocas fuentes interesadas pueden crear una noticia; y que una vez instalada en el imaginario colectivo, esta se expande generando otras nuevas. En la web hay notas para todos los gustos y de las más absurdas que busquemos: la falsa muerte de un famoso, un Ifond con un fantasma en su interior, un hombre que sostiene que su vecino es Elvis Presley, etcétera. 

   Algunos creerán que en estas condiciones, el trabajo del periodista puede tornarse obsoleto en el futuro. Pero en una sociedad  de redes multimedia, en la que los medios hegemónicos y la caótica autocomunicación de masas se disputan el poder comunicativo, la presencia y la acción de aquellos que tienen como profesión “el violento oficio de escribir” resultará imprescindible.
     



   













1 comentario:

  1. Me parece una buena decisión haber comenzado con una descripción, creo que pretendes generar como una tensión por la cantidad de cosas que está haciendo Juan y lo logras.
    El eje está bueno y es interesante, argumentas tu punto de vista, pero a veces se torna un poco confuso (me parece que esto se soluciona conjugando distinto un par de verbos o sacando aclaraciones entre comas que por ahí me pierden, por ej en la parte de la pregunta del párrafo 7).
    Hay términos como “algunas películas” o “nuevas condiciones” que creo podrían ser un poco más específicos(porque no queda muy claro cuáles son las nuevas condiciones que impone la sociedad). Hay algunos problemas de redundancia, puntuación y verbos que hacen por ahí un poco difícil la lectura.
    Espero que te sirva!
    Alejandrina Tinta Segovia

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