sábado, 3 de septiembre de 2016

Metamorfosis

Por Juliana Gloker

Cada vez que la tecnología da un paso hacia delante las sociedades junto con sus medios de comunicación sufren una transformación. Cuando el papel entro en la revolución industrial su producción pasó de ser manual a mecánica, por lo que se hizo más económico y abundante, abaratando también los precios de los libros, periódicos, folletines y demás productos. Como consecuencia se produjo una masificación de los procesos de alfabetización en las sociedades.
  Hoy, siglo XXI, los medios de comunicación y las prácticas de producción de sus profesionales vuelven a ser partícipes de una nueva metamorfosis debido a Internet, este colosal monstruo que sobre sus espaldas carga con más de cincuenta décadas de existencia, “permite producir, distribuir y utilizar información digitalizada en cualquier formato”. Esta tecnología no es nueva, hablando en los tiempos con los que avanza el mundo tecnológico, pero si lo es el surgimiento de un nuevo medio de información o la reformulación de los tradicionales para que puedan adaptarse a los tiempos que marca este soporte. Su víctima más predilecta, la prensa.
  Tradicionalmente, dice Jesús Canga Larequi, licenciado en Ciencias de le Información, “cada vez que surgen nuevas formas y soportes para comunicar información se pone en cuestión la supervivencia del medio de  comunicación de masas más antiguo (…)” de esto fueron víctimas los diarios con la emersión de la radio, y está a la vez temió su muerte con el nacimiento de la televisión. Pero aquí están, vivitos y coleando, siendo   espectadores del debate sobre su existencia futura.
  En esta nueva etapa de transformación el diario es el medio más afectado debido a que algunos, los más catastróficos, directamente afirman su desaparición como tal, quedando solo flujos de información. Estos se basan en el hecho de que internet proporciona una solución a los antiguos problemas de finitud de espacio y obsolencia temporal de la prensa, es decir, permite como afirma Canga Larequi que “el periódico tradicional, un medio cuya característica esencial es la de ser un producto perecedero por naturaleza (…), puede plantearse la posibilidad de una actualización constante de sus contenidos” en un espacio ilimitado donde además de permitir la fusión entre la imagen en movimiento (característica de la televisión), el sonido (propio de la radio) y el texto (particularidad de la prensa). Agregándole el abaratamiento de costes que significaría para las empresas editoriales. Sumado a la magnífica posibilidad que brinda este nuevo soporte de participación más activa e inmediata de los lectores a través de un comentario enviado con tan solo un clik. Pero para los ojos negativos todo confluirá en que los nuevos diarios digitales pierdan de vista su función como  tales y se vuelvan simples torrentes de información. Idea que refuerzan con la concepción de un posible usuario activo capaz de hacer una selección personal de noticias, una especie rara de información a la carta, en la cual el redactor terminaría escribiríbiendo sobre lo que desean consumir sus lectores y no sobre los acontecimientos “relevantes”. Lejos, como la tierra del sol, estamos de llegar a esa situación.
  Pero del otro lado del debate sobre la muerte del periódico impreso, por suerte, se pueden oír las voces de aquellos más conciliadores. Entienden que la aparición de internet como posibilidad de un nuevo medio no conlleva a la desaparición de los medios tradicionales. Sino que se plantean la necesidad de complementarse entre ellos. Llevando a cabo procesos de metamorfosis, como todo en este planeta, para no extinguirse. Se dejaran de lado a las famosas exclusivas, ya que información se compartirá con otros medios; se poseerá una mayor difusión, es decir, se tendrá que pensar en un público más amplio. Se contara, creen algunos, con menos tiempo para la producción de investigaciones y sus respectivos escritos lo cual provocaría la producción de información más superficial. Pero eso ya viene ocurriendo debido a la voracidad de tener la primicia o exclusivas. Como testigo de esto están los ejemplos que expuso en 1997 el periodista y escritor italiano, Furio Colombo, en “Ultimas noticias sobre el periodismo: manual de  periodismo internacional” por supuesto sacadas de diarios impresos. Así que no carguemos con esa culpa a este medio recién nacido.
  En este caso el director del diario El País de España, Antonio Caño, escribe acertadamente a sus redactores “Asumimos el compromiso de seguir publicando una edición impresa de El País de la mayor calidad durante todo el tiempo que sea posible. Pero nos adentramos a la vez en la construcción de un gran medio digital de cobertura global que pueda responder a las demandas de los nuevos y futuros lectores. El eje de ese medio será la información. Sus herramientas serán todas aquellas que la tecnología ponga a nuestra disposición”. Con toda la ideología empresarial Caño, supo ver dos medios donde antes solamente había uno. Y entendió que reusarse al cambio solo conllevaría, tarde o temprano, en la extinción de su diario.
  Nada está resuelto aún el diario digital, podríamos decir, todavía se encuentra en pañales. Si bien su soporte le permite resolver las dos limitaciones centrales de la versión en papel (instantaneidad y espacio limitado), le falta encontrar la manera más efectiva de complementariedad entre imagen en movimiento, sonido y escritura. Necesita crear su propia manera de organizar la información en función de cuáles son las condiciones más habituales en las que es leído. Debe encontrar el equilibrio entre satisfacer la demanda  continúa de información y garantizar la calidad de la producción. Además de considerar a las redes sociales como otro espacio posible de divulgación de los diarios y de los demás medios. Ya que este fenómeno, también nacido gracias a internet, irrumpe cada vez con más potencia en todas las prácticas sociales de los sujetos. Algunos diarios han sabido ver esta posibilidad que dan las redes y optaron por crearse una página de Facebook o Twitter en la cual difunden sus primicias o resúmenes de los principales títulos del día.
  La prensa impresa junto con los demás medios arcaicos tienen que ser conscientes que este proceso de metamorfosis es solo uno más dentro de su historia (sepan señores que no es el primero y menos será el último). Pero el fantasma de la extinción siempre anda merodeando en el mundo de los medios cuando se produce un cambio tecnológico porque, como dice Manuel Castel, “Todo proceso de cambio tecnológico de envergadura genera una mitología propia. En parte porque se hace uso de él antes de que los científicos hayan podido evaluar sus efectos e implicaciones, y por ello siempre existe una distancia entre el cambio social y la comprensión del mismo”. Y las miradas apocalípticas sobre el nuevo medio ilustran esto a la perfección.
  No se pude luchar contra los avances de la tecnología y menos contra el colosal internet, pero aquel que ose presentarle batalla desde el comienzo debe saber que  lleva las de perder. En el mundo nunca sobrevive el más fuerte, sino aquel que es capaz de adaptarse a las nuevas circunstancias. Y la clave es la convergencia de los avances tecnológicos y los medios tradicionales en un plano de retroalimentación continua.

1 comentario:

  1. Es un escrito muy agradable de leer. Su postura descriptiva de la situación contemporánea permite darle un pantallazo a la situación comunicativa de la prensa en términos claros y concisos.
    El principio del artículo parece presentar dificultad para hallarse en la escritura por parte de la autora. Esto se nota con algunas frases demasiadas largas, con muchas comas y subordinadas. Pero hacía el final la escritura se vuelve mucho más precisa y afinada.
    En parte por las citas y en otra parte por el estilo de algunos párrafos se siente que la autora y el artículo están limitados por la consigna y la cátedra que parece constreñir la libertad de escribir de una manera menos formal, menos académica y de cubrir las expectativas referenciales a los textos sugeridos. Parece ser que no se permite explayarse con todo lo que tienen que decir y de la manera que le gustaría decirlo.

    Comentario: Ertze Peña Guerrero

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