La
seducción de la cibernética
Mara Torossian
Vivimos en un mundo que va a 10 megabits por segundo, es decir a la velocidad de una conexión de internet. Las imágenes se solapan unas con otras y la mayoría de los discursos se arman y distribuyen en un espacio virtual. Nuestra disponibilidad a la información aumenta de manera exorbitante y en tan solo 30 años su evolución ha permitido que llegue a lugares geográficos que, en el pasado, sólo la radio pudo alcanzar. Internet fue una de las tecnologías que nació siendo inclusiva pues cualquier persona sea adulto, joven o niño, tenga o no un buen pasar económico posee hoy un celular con acceso a una conexión de red.
Vivimos en un mundo que va a 10 megabits por segundo, es decir a la velocidad de una conexión de internet. Las imágenes se solapan unas con otras y la mayoría de los discursos se arman y distribuyen en un espacio virtual. Nuestra disponibilidad a la información aumenta de manera exorbitante y en tan solo 30 años su evolución ha permitido que llegue a lugares geográficos que, en el pasado, sólo la radio pudo alcanzar. Internet fue una de las tecnologías que nació siendo inclusiva pues cualquier persona sea adulto, joven o niño, tenga o no un buen pasar económico posee hoy un celular con acceso a una conexión de red.
La aparición del nuevo medio produjo grandes
cambios dentro del género informativo, particularmente en la tradicional
noticia. Internet abrió un espacio de difusión muy amplio; sus notas navegan
por los circuitos de todo el mundo. Así como podemos saber lo que sucede en
Chicago, Tokio o Londres también nos dicen qué pasó en la esquina de nuestra
casa. Por lo tanto lo que los redactores hoy no pueden prever es su público
específico.
En las épocas en la que la prensa era el
principal medio de difusión de noticias se crearon diarios para cada público en
particular, de tal modo que los sindicatos de obreros se identificaban con un
periódico, los conservadores tenían el suyo y también hubo una época en que determinadas
tiradas se dirigían a un público femenino. Esto no cambio demasiado, en el
papel el tratamiento de la noticia siempre se basó y se sigue basando en un
lector modelo exclusivo, incluso la organización misma del periódico está
destinada a este.
Con las nuevas tecnologías el púbico es tan
amplio como habitantes existen en el planeta, nunca se está completamente seguro
de quién va a leer nuestra noticia y aunque el idioma pueda ser un obstáculo,
no es siempre un limitante. De tal manera las fronteras se quebraron, hoy se
puede decir que nuestra comunicación se instala en un “espacio de flujo”
permanente en el cual el lector busca qué quiere leer, cuándo y dónde. Jesús
Canga Larequi lo llama “público activo”. Aunque este sistema representa una
inmensa ventaja para el usuario, puede llegar a determinar el fin de la noticia
como pieza fundamental de información y acabar en lo que se convirtió la
televisión: programaciones de meras opiniones y reiteraciones continuas.
Alicia Rivera opina que el riesgo de la
personalización de los medios podría dar lugar a informar solo de los temas que
interesan y no del conjunto de los hechos. De tal modo, quizás se evite lo que
no se desea escuchar, lo que se prefiere no ver y olvidar como la crisis de
Brasil, la división de Inglaterra o políticas gubernamentales que insisten en quitarle
dinero a la salud y la educación para cubrir subsidios. Si así fuera el
periodismo vendría a jugar el papel de alienar a las masas, dibujando un mundo
feliz que no existe.
Tal situación iría contra el periodismo hecho
con criterios de calidad, objetivo e independiente, dando lugar a un periodismo
de escritorio, sin contacto con la realidad que debe trasmitir y basado
únicamente en lo que le dice la pantalla. Este hecho acarrea un nuevo problema:
la noticia, caracterizada por su novedad, se vuelve repetida, efímera y sin profundidad.
Los deportes, los policiales y la farándula son
las noticias más leídas en nuestro tiempo. Los contadores de visitas llegan a
registrar un número mucho más grande en las páginas que suben notas de este
estilo que las que puede alcanzar cualquier otro artículo informativo. Así
mismo la cantidad de publicaciones en internet aumenta notoriamente en los
clásicos de futbol, cuando ocurren muertes o hay escándalos entre famosos.
Dichas notas son principalmente las que
aparecen en las redes sociales, son compartidas por miles de usuarios y
comienzan a surgir nuevas voces respecto al mismo tema. La noticia deja de ser
noticia en tan solo media hora y su contenido se vuelve reiterativo y vicioso. “Cuanta
más gente se apasiona por un tema, personaje o acontecimiento, más noticias
serán generadas en torno a él”, señala Furio Colombo. En la red esto se ha viralizado
de tal manera que hasta los mismos testigos del hecho noticioso comienzan a subir
fotos y escribir sobre ello. Muchas veces el llamado periodismo ciudadano es
quien difunde primero el suceso.
Las personas pueden contar lo trascurrido y
saber detalles que un periodista nunca podría obtener por sí solo, o quizás
hasta podrían registrar con su teléfono imágenes que un fotógrafo jamás
captaría, son testigos. Ellos son una fuente fundamental para reconstruir la
situación y dar profundidad a la publicación, pero son incapaces de producir
una noticia, aunque en internet ocurre con bastante frecuencia. El poder de la instantaneidad
tumba la posibilidad de analizar el hecho y la primicia cobra valor.
Los titulares se convierten en la noticia
completa y para que alguien haga un clic sobre el link el título debe ser
llamativo o reproducir algún comunicado relevante del momento, de otro modo
solo basta con saber aquellas dos líneas para estar informado. El tiempo en
internet se disuelve muy pronto y la red no da tregua. Las noticias no pueden
salir a la luz minutos después de saber lo mínimo del hecho pues ya no tendrían
vigencia. La urgencia por publicar el artículo termina por contar solo una parte
del hecho real y el resto se ensucia de hipótesis y teorías del periodista o
los vecinos, atentando contra la credibilidad del medio.
Furio
Colombo considera que no todas las noticias que tendrían que nacer nacen, no
todas las noticias que nacen están en relación directa con la necesidad y el
deber de informar. Un artículo periodístico en la red muchas veces termina
siendo desinformación o quizás un punta pie para generar una nueva nota. Una
cosa es cierta en esta realidad virtual que tiene tantas ventajas como
desventajas: El lector es el principal eslabón de esta circulación infinita.
En esta red de circuitos integrados las noticias
no viajan solas. Tanto el periodista como sus destinatarios son quienes
alimentan el discurso. En internet el carácter responsivo del receptor es fácilmente
reconocible, ahora cualquier usuario puede acotar, corregir y agregar a la nota
principal lo que sabe del tema, realizar una criticar o bien citar alguna otra
página en donde se puede encontrar información relacionada.
El espacio sin límites de este nuevo medio
abrió en la realidad una fuente de datos donde las noticias abundan: las que
solo informan en titulares, las que otorgan profundidad y dan validez a un
hecho aislado y las que solo sirven para entretener al público. El lector
modelo no existe, hoy la comunidad cibernética es seducida por un cúmulo de
información que se nos presenta a tan solo un clic de distancia.
En una realidad tan cambiante cobra valor saber
cómo nos informamos: qué páginas leer, qué buscamos cuando nos sentamos frente
a nuestra Notebook y dónde nos posicionamos para que el mundo virtual no empañe
la verdadera realidad. Advertir las debilidades de este nuevo medio quizás nos
ayude a aprovechar mejor sus grandes beneficios. Llegar a todo el mundo en un
instante es un poder que debemos explotar para hacer periodismo de
calidad.
Publicado
en: La Revista de la UNER, sección C&C- Comunicación y Cultura, agosto.
Tu pieza es impecable y sumamente llevadera. Ninguna crítica de mi parte. Camila Venturini
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