viernes, 2 de septiembre de 2016

Sociedad en red

Greta Bellmann

   El medio es el mensaje, así lo planteaba Marshall McLuhan en uno de sus libros, por eso las transformaciones que sufrieron, en este último tiempo, los medios de comunicación repercutieron en la manera en que se comunica y como se lo hace. Hace unos años informarse era leer el diario o mirar las noticias por la televisión, los lectores parecían ser meros espectadores de la realidad que construían delante de ellos, los rituales de lectura estaban pautados y menos gente podía acceder a la información aunque ya existía la inmediatez, obviamente no de la manera en que la conocemos hoy. Los medios llegaron a tener mucho poder en la sociedad, sus dueños tenían un arma muy poderosa: la información que la utilizaban según sus intereses.
   En la actualidad leer el diario requiere un solo click en la aplicación del teléfono o en el buscador de la computadora y reproducirlo o comentar el articulo no mucho más que eso. Con internet nace este nuevo fantasma, el famoso nuevo medio que nadie entiende muy bien cómo funciona pero del que todos nos alimentamos vorazmente.  Jesús Canga Larequi lo define como un soporte que “aúna las características de los tres medios tradicionales: el uso del texto como la prensa, el uso del sonido como la radio y el uso de las imágenes en movimiento como la TV” pero no solo mezcla sus manera de comunicar, lo que lo hace innovador es la forma en que presenta los contenidos dando una nueva posibilidad a los lectores y a los periodistas, la interactividad. Esto propone una nueva manera de  pensar  las noticias, ya no solo las producen  las voces autorizadas de los periodistas sino que todos están habilitados a poner en juego su propia voz cuestionando en vivo y en directo lo que otros escriben e informando ellos mismos. Ya nadie queda fuera, todos pueden comunicar algo. De a poco las fronteras se van borrando, el otro lado del mundo no es tan lejano y no se necesitan 80 días para saber que ocurre en aquel lujar tan lejano, todo está ahí al alcance de nuestros ojos.

   Como es costumbre junto con los grandes cambios aparecen las miradas apocalípticas que le ponen fecha de desaparición a los periodistas y al medio más viejo, el diario, el argumento es que cuando este llega a manos del público la gran mayoría ya leyó lo que pasó y ahí solo hay palabras repetidas. Pero esto está lejos de suceder, el reto que tienen es transformarse para poder trabajar con los aportes de los otros y seguir manteniendo la pretensión de veracidad que  ha distinguido al periodismo. Aunque ahora cualquiera pueda publicar algo en internet no todos han logrado generar la misma confianza y credibilidad. El público también debe adaptarse, son necesarias nuevas capacidades para tamizar la multiplicidad de discursos que circulan por la red, que páginas leer, cómo leerlas, cómo descartar la información veraz de la que no lo es y comprender que a veces el deseo de ser el primero en dar a conocer algo puede hacer que se publiquen datos erróneos. Aun estamos descubriendo como se maneja este nuevo monstruo, no solo el público debe aprender a dominarlo y no dejarse dominar sino también los profesionales. Nadie quiere que el mundo que vaticinó George Orwell en 1984 se vuelva verdadero y que las pantallas sean un medio a través del cual ejercer la dominación y socavar la reflexión crítica. Pensar que se corre este riesgo es poner en cuestión las premisas de los nuevos medios que apestan a incrementar la interactividad y pluralidad de voces. Estar conectados constantemente, acceder a la información con bajo costo e instantáneamente puede representar una ventaja pero también implica estar más permeable a los discursos de los otros.

   Cada vez se ve más una fuerte integración entre los distintos medios de comunicación que antes parecían separados, los diarios poseen perfiles en las redes sociales y páginas oficiales donde difunden la información, algunos reproducen las noticias impresas mientras que otros se arriesgan a integrar nuevas herramientas como entrevistas en video o mayor cantidad de imágenes. Aunque surgieron plataformas nuevas y  alternativas de información, la hegemonía de los grandes medios, los más poderosos, sigue operando. Son los diarios más viejos y ciertos programas de televisión los que establecen la agenda setting, los temas de los que se hablará durante el día. Las plataformas nuevas reproducen esas noticias y miden cuáles se registran como las más leídas, dando cuenta por ejemplo que las notas de chimentos son las que más se visitan aunque todos afirmen que se informan mas sobre política. Se puede decir entonces que algunos temas siguen en el ranking de lo más leídos al mismo tiempo que se han incorporados otros nuevos o que circulaban por otros canales.

   Estas cuestiones también hacen que se replantee la idea de si hay o no mayor cantidad de discursos, poniendo en cuestión la pluralidad de voces de la que se jacta internet. Esta diversidad de opiniones no solo proviene de la idea de que hay mayor cantidad de plataformas que publican noticias sino también de la posibilidad de los lectores de participar activamente. El cambio en los medios de comunicación hizo que se desmintiera la concepción de que el público era una masa que se podía modelar y dominar, como si no tuvieran la capacidad de cuestionar lo que le decían y solo se dispusieran a absorber información, después de todo muchos medios han expuesto un punto de vista que no todos aceptan y que muchos cuestionan. Tener la posibilidad de poder interactuar con los periodistas ha contribuido a despegarlos de esa imagen superior idealizada que se tenía de ellos. En algún punto todavía se los sigue considerando como personalidades públicas que influyen en las ideas que la gente tiene pero ya no todos los escuchan sin replicarlos.
   A raíz del surgimiento de la red se evidenció con más fuerza lo imposible que es ser objetivo cuando se construye una noticia, el acto de escribir implica una organización y selección subjetiva. Este cambio se fue dando a medida que algunos periodistas empezaron a analizar la manera en que se creaba un relato dejando entrever los lineamientos ideológicos del medio, por eso más que buscar la palabra verdadera hay que cotejar la información que se publica.


   La sociedad ya no es la misma que hace 10 años, comunicarse e informarse se ha transformado aceleradamente. Cada vez se lee menos el diario y se navega más por internet, algunos debieron adaptarse a los cambios y otros nacieron inmersos en un mundo tecnológico que dice pelear por la diversidad y pluralidad de voces. La pregunta que surge es si la circulación, que se va incrementando cada vez más, contribuye a una mayor libertad. Por otro lado, las posibilidades que ofrecen las redes facilitan formas de sociabilidad dinámicas, nuevos modos de organización de movimientos sociales y políticos y de relación. Ya nadie puede mantener a un país aislado, las repercusiones de los hechos se expanden tan rápido como la luz, el mundo no es más pequeño y no hay menos fronteras pero la interconexión ha crecido ferozmente en esta sociedad red. 

1 comentario:

  1. Brenda Schönfeld:
    Me parece que hacer referencia a 1984 de George Orwell es una buena idea y es muy probable que se adecue a los intereses del lector modelo de la revista. El texto es entretenido aunque la corrección de algunos signos de puntuación y redundancias ayudaría a que no se estropee la lectura. Las citas son pertinentes y se acompañan de la argumentación para explicar. Me gustó el título y el párrafo del final es un buen cierre para la pieza.

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